Por Mundo Forense — Basado en la tesina de Guadalupe Melián
La criminalística está en constante evolución. Si bien muchas técnicas tradicionales siguen siendo fundamentales, hay herramientas tecnológicas que ofrecen nuevas posibilidades. Una de ellas, sin dudas, es el uso de drones en la investigación de siniestros viales.
Desde Mundo Forense, nos propusimos abordar este tema tomando como base un valioso trabajo académico realizado por Guadalupe Melián, licenciada en Criminalística por la Universidad Católica de La Plata. Su tesina plantea un enfoque claro: los drones pueden mejorar significativamente la forma en que se relevan las escenas de accidentes. Pero ¿por qué todavía no se usan de forma masiva en Argentina?
Los drones, también conocidos como VANT (vehículos aéreos no tripulados), permiten tomar fotografías y videos desde el aire, ofreciendo una vista completa del lugar del hecho. Esto significa una gran ventaja en términos periciales.
Imaginemos una escena de accidente con varios vehículos involucrados, huellas de frenado, fluidos y otros indicios. El perito en el lugar debe registrar todo lo que ve sin alterar la escena, lo más rápido y eficientemente posible. Aquí es donde entra el dron: capta todo desde arriba, sin intervenir físicamente y en pocos minutos.
Además, gracias a herramientas informáticas complementarias, ese material puede usarse para generar reconstrucciones tridimensionales, mediciones exactas y análisis comparativos con una precisión que los métodos tradicionales no alcanzan.
A continuación, repasamos algunas de las principales razones por las que esta herramienta merece un lugar en el trabajo diario de los peritos:
Las imágenes aéreas permiten conservar el estado original de la escena. Esto es vital cuando, por ejemplo, hay que liberar una calle o autopista rápidamente.
El perito no necesita caminar entre los vehículos o sobre indicios delicados. El dron hace el relevamiento sin poner en riesgo nada ni a nadie.
La rapidez con la que se recopila el material permite actuar con agilidad, algo especialmente útil en casos de alta circulación vehicular o situaciones climáticas adversas.
El material puede ser procesado para crear modelos en 3D del hecho, que ayudan a reconstruir la dinámica del accidente e incluso explicar lo ocurrido en instancias judiciales.
Esa es, justamente, una de las grandes preguntas que plantea Guadalupe en su trabajo. Aunque los drones están al alcance y sus precios han bajado, todavía no están incorporados de forma sistemática en la investigación accidentológica nacional. Algunas de las razones:
En su tesina, Guadalupe relata una práctica de campo realizada en la ciudad de Azul (Buenos Aires) con un dron DJI Air 2S. Allí se simularon distintas situaciones típicas de una pericia vial: huellas, vehículo involucrado, señales, fotografías de detalle, etc.
El dron permitió captar imágenes panorámicas, cenitales, acercamientos, videos en 360°, y todo el material fue evaluado en cuanto a su utilidad pericial. ¿El resultado? El tiempo de trabajo fue menor, la cobertura fue mayor y los indicios quedaron perfectamente registrados.
Este tipo de ejercicios, aunque sencillos, muestran con claridad que la tecnología está lista. Solo falta que las instituciones la abracen.
Fotografías de pruebas de campo tomadas con dron DJI Air 2S
Desde Mundo Forense, compartimos la conclusión de este trabajo: la inclusión de drones debe formar parte de una política activa de modernización de la criminalística. Esto no implica desplazar técnicas tradicionales, sino complementarlas y fortalecerlas. Algunas ideas clave: